Papá se convierte en recuerdos de mi niñez que permanecen, y me recuerdan constantemente, como es mejor hacer muchas cosas cotidianas.
Papá está cuando debo quitar el pié del embrague mientras no lo necesite usar, cuando giro el bote de miel para que no caiga la gota, cuando hago la corbata con la servilleta en la botella de vino para no manchar la mesa, ni el mantel. Está en mi forma de colocar los cubiertos y en mi forma de sentarme a la mesa, sin poner los codos, cuando mastico con la boca cerrada o cuando trago agua sin hacer ruido. Cuando me tapo la boca y la nariz al estornudar mirando para otro lado. Papá está cuando intento aprender cosas yo sola ¡¡tlin!! papá siempre está cuando me lavo los dientes antes de acostarme. Si, esos recuerdos son los "tostones" que le agradezco ahora, cuando ya entiendo para qué son.
Papá siempre pasa por mi cabecita cuando limpio el filtro de la lavadora o la aspiradora, o cuando tengo que usar un destornillador o un taladro, cuando coloco una cortina, cuando uso papel de lija o cuando abro mi nevera. En mi cara siempre se queda una leve sonrisa cuando veo la tuerca que puso el otro día para fijar la casita del hamster a la jaula. Siempre me ha gustado observar a mi padre trabajar en cosas de casa, yo de pequeña era "la enfermera que le iba pasando las herramientas", me encantaba ese juego, y me ayudó a aprender los nombres de casi todas las herramientas, porque él tiene mucha cantidad y mucha variedad, jajaja. A mi padre le gusta el trabajo bien hecho y por eso lo que el arregla tarda mucho en volverse a romper.
Papá está siempre que como espaguetis a la boloñesa con almendras picadas, cuando le echo trocitos de costillar al potaje de berros, cuando como piña o cuando bebo buen vino. Cocina realmente bien, debería cocinar él siempre porque es muy organizado y así conseguiríamos que mami se siente a la mesa a comer con todos, porque mami es de las que les gusta que no se nos enfríe la comida.
Papá está cuando escucho a Barbra Straisand, Frank Sinatra, Elvis Presley, Celine Dion o Los Sanbandeños. También cuando veo los payasos de la tele, escucho los chistes de Manolo Viera o leo las historias de Cho Juan. Y en esos instantes me acuerdo de lo que me gustaba de pequeña sentarme a su lado para pegar mi oreja a su pecho y escuchar su respiración, su corazón y su carcajada.
Mi padre está cuando trabajo para sacar a los niños adelante, en el sacrificio con ilusión, para que aprendan, sean autónomos, para que estudien y tengan una formación que les permita no tener miedo a aprender lo que se les ponga delante y elegir lo que quieran, para que les guste su trabajo como le gustó a él siempre. Para que sean felices. Él, formando equipo con mi madre desde hace cincuenta años, lo han conseguido con los seis.
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